viernes, 13 de marzo de 2009

No estaba muerto, estaba trabajando

Disculpen el repentino abandono que ha sufrido el blog durante el último mes, pero el trabajo deja poco tiempo para el ocio. La verdad es que durante estas últimas semanas han pasado infinidad de cosas, algunas importantes y otras tan solo llamativas, pero como prometí no me voy a centrar solo en política sino que esta vez tocaré algunos temas más trascendentales.

Debido a hechos ocurridos recientemente conversaba el otro día con un conocido sobre las limitaciones del ser humano, sobre aquello que no podemos hacer. Me parece interesante como frecuentemente hay veces que las personas dan hechos por imposibles cuando ni siquiera lo han intentado. No me refiero a volar, que además de peligroso es obvio, sino a hechos más sencillos principalmente relacionados con nuestra disconformidad ante determinados actos. Es habitual ver a la gente quejarse de determinados tipos de comportamiento, de determinados tipos de servicios e incluso de algunos políticos, pero a la hora de la verdad ni se reclama o quejan formalmente y por supuesto no dejan de votar a quien, según dicen, tal mal lo está haciendo. ¿Por qué preferimos pasar a actuar? ¿Por qué esperar a que sea otro el que se queje? Si no tenemos nada que perder.
Recientemente conocí un caso cercano a la administración pública donde, existía una queja generalizada entorno a una persona que actuaba de manera inadecuada. Llevaba años ocurriendo, todo el mundo los sabía, y todos se quejaban, pero nadie se molestaba en ir más allá y hacerlo formalmente. Había quien temía represalias, y había sencillamente quien prefería tener más suerte la próxima vez. Efectivamente, y como suele ocurrir a veces, la primera persona que se molestó en llegar al fondo del asunto triunfó, es decir, se le dio la razón y problema resuelto. El planteamiento me parece inteligente, si al fin y al cabo no tengo nada que perder, ¿Por qué no intentarlo? Lo mismo ocurre en una tienda o con infinidad de cosas, si no estas de acuerdo con algo, por qué callarse, acaso no hay libertad suficiente. Solo les puedo decir una cosa, lo que es seguro, es que aquello que no intentemos nunca ocurrirá.

Creo que es un interesante rasgo de la sociedad en la que convivo, el pasotismo, de hecho se esta convirtiendo casi en una religión y como no podía ser de otra manera, aquí viene la puntilla política del día. Según dicen, las cifras del paro del mes de febrero reflejan 20000 parados menos que el mes de enero. A simple vista, nos dicen que el paro está mejorando, y ustedes se lo pueden creer o pueden comprobarlo. Y no me refiero a que se dediquen a contar parados sino a simple aritmética. Según las cifras de enero, de media, se generaban 7000 parados diarios, sabiendo que febrero tiene 28 días, es decir 3 menos que enero que tiene 31, las cifras absolutas del mes de febrero deberían haber sido al menos 21000 parados menos que enero, puesto que al haber 3 días menos, si se generan 7000 parados diarios, las matemáticas no engañan. Sin embargo solo eran 20000 menos que en enero. Lo cual significa que en total en febrero hubo 1000 parados más de los que tendría que haber habido si hubiéramos seguido en la línea de enero. Conclusión, al contrario de lo que se dice, la última cifra no es mejor que la de enero sino peor. ¿El gobierno miente? No, sencillamente nos dicen lo que queremos oír y como nos da exactamente igual, no pasa nada porque nadie se va a molestar en comprobarlo. Todavía estoy esperando el día que en una rueda de prensa, algún periodista haga una pregunta fuera de lo acordado, como se hace en otros países. Seguiré esperando sentado a que alguien le diga que eso no se lo cree y que se lo demuestre.

La próxima vez les hablaré un poco sobre la polémica del plan Bolonia, que ciertamente es un tema que merece ser aclarado y además existe gracias al pasotismo de los estudiantes, puesto que hace algo más de 7 años, cuando la ley no había sido aprobada nadie se molestó en manifestarse, pero ahora, cuando se le ven las orejas al lobo, todos a la calle.
Por último y a petición popular dejó aquí unos versos

Querida indiferencia
Hoy escribes mi sentencia
Pues has decidido marcharte
Y dejarme a la deriva

En un mar de sentimientos
En un desierto de opiniones
En un jardín de decisiones
En un volcán de amores

Ahora se por qué lloraban
Por qué anduvieron pensativos
Con la mirada perdida
Sin un gesto de alivio

Querida indiferencia
Nunca que pensé que aguantaría
En este caos social ni un día
A expensas del dolor y la envidia

Pero mi corazón se ha hecho fuerte
Y ha podido encontrar
Esperanza donde no la había
Para volver a hacerla brotar


Tenía algo que decir y por ahora está dicho

Película: Gran Torino (Clint Eastwood)
Libro: El arte de la guerra (Sun Tzu)
Canción: Magnificence (U2)